En la boca del horno

En la boca del horno de Vicente Blasco Ibáñez Como en agosto Valencia entera desfallece de calor, los trabajadores del homo se asfixiaban junto a aquella boca, que exhalaba el ardor de un incendio. Desnudos, sin otra concesión a la decencia que un blanco mandil, trabajaban cerca de las abiertas rejas, y aun así, su piel inflamada parecía liquidarse con la transpiración, y el sudor caía a gotas sobre la pasta, sin duda para que, cumpliéndose a medias la maldición bíblica, los parroquianos, ya que no con el sudor propio, se comieran el pan empapado en el ajeno. Cuando se descorría la mampara de hierro que tapaba el homo, las llamas enrojecían las paredes, y, su reflejo, resbalando por los tableros cargados de masa, coloreaba los blancos taparrabos y aquellos pechos atléticos y bíceps de gigante que, espolvoreados de harina y brillantes de sudor, tenían cierta apariencia de femenil. Las palas se arrastraban dentro del homo, dejando sobre las ardientes piedras los...

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