El tulipán negro: Capítulo XX

El tulipán negro Capítulo XX: Lo que había ocurrido durante esos ocho días de Alejandro Dumas Al día siguiente, en efecto a la hora habitual, Van Baerle oyó rascar en su postigo como tenía Rosa por costumbre hacer durante los felices días de su amistad. Imaginamos que Cornelius no se hallaba lejos de esta puerta a través de cuyo enrejado iba a volver a ver, por fin, el encantador rostro desaparecido desde hacía tantos días. Rosa, que esperaba con su lámpara en la mano, no pudo retener un estremecimiento cuando vio al prisionero tan triste y pálido. -¿Sufrís, señor Cornelius? -preguntó. -Sí, señorita -respondió Cornelius-, sufro de espíritu y de cuerpo. -Ya he visto, señor, que no coméis -dijo Rosa-. Mi padre me ha dicho que no os levantáis; por eso os he escrito, para tranquilizaros sobre la suerte del precioso objeto de vuestras inquietudes. -Y yo -replicó Cornelius- os he contestado. Creía, al veros venir, querida Rosa, que habíais recibido mi...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información