El tulipán negro: Capítulo XIX

El tulipán negro Capítulo XIX: La mujer y la flor de Alejandro Dumas Pero la pobre Rosa, encerrada en su habitación, no podía saber en qué o con quién soñaba Cornelius. Por consiguiente, después de lo que él le había dicho, Rosa se sentía más inclinada a creer que pensaba más en su tulipán que en ella, y, sin embargo, se engañaba. Pero como nadie estaba allí para decirle que se engañaba, y las palabras imprudentes de Cornelius habían caído sobre su alma como gotas de veneno, Rosa no soñaba, lloraba. En efecto, como Rosa era una criatura de espíritu elevado, de sentir recto y profundo, se hacía justicia a sí misma, no en cuanto a sus cualidades morales y físicas, sino en cuanto a su posición social. Cornelius era sabio, Cornelius era rico, o por lo menos lo había sido antes de la confiscación de sus bienes; Cornelius pertenecía a aquella burguesía del comercio, más orgullosa de sus rótulos pintados en las tiendas, convertidos en blasón, de lo que...

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