El tulipán negro: Capítulo XIII

El tulipán negro Capítulo XIII: Lo que ocurría durante ese tiempo en el alma de un espectador de Alejandro Dumas Mientras Cornelius reflexionaba sobre su suerte, una carroza se había aproximado al patíbulo. Aquella carroza era para el prisionero. Se le invitó a subir a ella; obedeció. Su última mirada fue para la Buytenhoff. Esperaba ver en la ventana el rostro consolado de Rosa, pero la carroza estaba enganchada a buenos caballos que se llevaron enseguida a Van Baerle del seno de las aclamaciones que vociferaba aquella multitud en honor del muy magnánimo estatúder, con una cierta mezcla de invectivas dirigidas a los De Witt y a su ahijado salvado de la muerte. Lo cual hacía decir a los espectadores: -Ha sido una suerte que nos hayamos apresurado a hacer justicia con aquel gran criminal de Jean y el muy bribón de Corneille, pues de no haber obrado así, la clemencia de Su Alteza nos los hubiera quitado como acaba de quitarnos a ése. Entre todos aquellos...

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