El sombrero de tres picos: 22
XXII: Garduña se multiplica 22
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El sombrero de tres picos
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Cuando Garduña llegó al molino, el Corregidor principiaba a volver en sí, procurando levantarse del suelo.
En el suelo también, y a su lado, estaba el velón encendido que bajó Su Señoría del dormitorio.
-¿Se ha marchado ya? -fue la primera frase de D. Eugenio.
-¿Quién?
-¡El demonio!... Quiero decir, la Molinera...
-Sí, señor... Ya se ha marchado..., y no creo que iba de muy buen humor...
-¡Ay, Garduña! Me estoy muriendo...
-Pero ¿qué tiene Usía? ¡Por vida de los hombres!
-Me he caído en el caz, y estoy hecho una sopa... ¡Los huesos se me parten de frío!
-¡Toma, toma! ¡Ahora salimos con eso!
-¡Garduña!... ¡Ve lo que te dices!...
-Yo no digo nada, señor...
-Pues bien: sácame de este apuro...
-Voy volando... ¡Verá Usía qué pronto lo arreglo todo!
Así dijo el alguacil, y, en un periquete, cogió la luz con una mano, y con la otra se metió al Corregidor...
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