El sombrero de tres picos: 11

XI: El bombardeo de Pamplona 11 Pág. 11 de 36 El sombrero de tres picos none -Dios te guarde, Frasquita... -dijo el Corregidor a media voz, apareciendo bajo el emparrado y andando de puntillas. -¡Tanto bueno, señor Corregidor! -respondió ella en voz natural, haciéndole mil reverencias-. ¡Usía por aquí a estas horas! ¡Y con el calor que hace! ¡Vaya, siéntese Su Señoría!... Esto está fresquito. ¿Cómo no ha aguardado Su Señoría a los demás señores? Aquí tienen ya preparados sus asientos... Esta tarde esperamos al señor Obispo en persona, que le ha prometido a mi Lucas venir a probar las primeras uvas de la parra. ¿Y cómo lo pasa Su Señoría? ¿Cómo está la Señora? El Corregidor se había turbado. La ansiada soledad en que encontraba a la señá Frasquita le parecía un sueño, o un lazo que le tendía la enemiga suerte para hacerle caer en el abismo de un desengaño. Limitose, pues, a contestar: -No es tan temprano como dices... Serán las...

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