El signo de los cuatro: IX

El signo de los cuatro Capítulo IX - En Kalta de Arthur Conan Doyle Estaba ya bastante avanzada la tarde cuando me desperté, fortalecido y reanimado. Sherlock Holmes seguía sentado exactamente igual que la última vez que lo vi, salvo que había dejado a un lado el violín y ahora se hallaba absorto en un libro. Me miró de refilón cuando empecé a moverme y noté que tenía una expresión sombría y preocupada. ––Ha dormido como un tronco ––dijo––. Temí que nuestra conversación le despertara. ––No he oído nada ––respondí––. ¿Así que ha tenido nuevas noticias? ––Por desgracia, no. Confieso que estoy sorprendido y decepcionado. Esperaba tener algo concreto a estas horas. Wiggins acaba de pasar a informar. Dice que no han encontrado ni rastro de la lancha. Es un parón irritante, porque cada hora cuenta. ––¿Puedo hacer algo? Estoy perfectamente recuperado y listo para otra salida nocturna. ––No, no podemos hacer nada. Únicamente...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información