El Señor de Bembibre:18

El Señor de Bembibre Capítulo XVIII de Enrique Gil y Carrasco Por tan extraños caminos el alma generosa y esforzada de doña Beatriz vino a sucumbir bajo el peso de su misma abnegación y a sacrificar el corto reposo que le brindaba el porvenir a una expiación soñada. Con tan raro concierto y eslabonamiento de circunstancias, a cual más desdichadas, uno por uno se disiparon tantos sueños de ventura como habían mecido su florida primavera, y al despertar se encontró la esposa de un hombre cuya perversidad y vileza todavía estaban por manifestarse en su infernal desnudez. Los días de su gloria habían pasado y la corona se había caído de su cabeza, pero todavía le quedaba un consuelo en medio de tantos males, y era la esperanza de bajar temprano al sepulcro a reunirse con el verdadero esposo que había elegido en su juventud y cuyos recuerdos por donde quiera la acompañaban, como la columna de fuego que guiaba a los israelitas por el desierto en mitad de la noche....

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