El Señor de Bembibre:14

El Señor de Bembibre Capítulo XIV de Enrique Gil y Carrasco Volvamos ahora a don Álvaro, que bien ajeno de semejantes sucesos, había llegado a Tordehumos con la hueste del rey. Este pueblo, que don Juan Núñez había provisto y reparado con la mayor diligencia, está en la pendiente de una colina dominada por un castillo, y no lejos pasa el río llamado Rioseco. La posición es buena; las murallas estaban entonces en el mejor estado; la guarnición era valerosa y suficiente y su jefe diestro, experimentado y valiente. Ya en otro tiempo le había sitiado el rey en Aranda, de donde se salió a despecho de su cólera, y esta memoria le daba aliento para desafiarle desde Tordehumos, lugar más acomodado a la defensa. Tenía además la fundada esperanza de que nunca llegarían a estrecharle hasta el extremo, porque conservaba en el campo enemigo inteligencias y valimiento de que fiaba, no menos que de su valor, el éxito de la empresa. El infante don Juan, aunque servía bajo...

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