El saludo de las brujas: 19
El saludo de las brujas Segunda parte - Capítulo VII
de Emilia Pardo Bazán
Preparativos
Desde el momento en que Rosario y Miraya se estrecharon la mano en el bosque de mirtos, la situación de las tres personas que residían en la Ercolani cambió de una manera al parecer insensible, pero realmente profunda. Sin que la boca de Felipe María dijese que aceptaba el papel de pretendiente, lo declararon sus actos ya explícitos. La vida se estableció y regularizó sobre la base de un plan encaminado a dirigir los trabajos del felipismo en Dacia. Por las mañanas, mientras Rosario se ocupaba en esas menudencias de tocador que roban tanto tiempo a las mujeres, Felipe y Miraya despachaban juntos, leían correspondencia y periódicos y escribían, en cifra, largas cartas. Antes de la hora de almorzar esperaba enganchado a Miraya el cestito, del cual tiraban dos jacas de resistencia y fatiga, muy distintas de los magníficos troncos flor de romero y negro, que se destinaban...
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