El saludo de las brujas: 18

El saludo de las brujas Segunda parte - Capítulo VI de Emilia Pardo Bazán El pacto Los días llevaba Miraya en la Ercolani, y todavía se guardaba la consigna de no hablar de política, cuando de mañana, al salir para fumar un cigarro en el pórtico, antes de resolverse a escribir su fondo para el periódico órgano de Stereadi, vio delante de sí a Rosario, que se cogió de su brazo con inusitada familiaridad. -Vamos hasta la segunda terraza, a sentarnos a la sombra -le dijo con tono entre mandato y súplica. -Vamos, señora -respondió Miraya inclinándose con una galantería que disimulaba mal la sorpresa y cierto recelo. Era en la segunda terraza, donde mirtos y rosales en flor rodeaban una estatua de Venus, mutilada, pero de belleza sorprendente. Sentáronse bajo el templete, a cuya sombra transparente y dorada recordaba Rosario haber pasado horas plácidas que acaso no volverían nunca... -¿Y... el Príncipe? -preguntó Miraya al ocupar, por indicación de la...

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