El sabor de la tierruca: 28

El sabor de la tierruca-XXVIII: Sicut vita... de José María de Pereda Mientras caminaba don Valentín, después de salir de casa de don Juan de Prezanes, calleja arriba, por donde vino el tropel de que se hace mención en el capítulo antecedente, resbalando en este morrillo y metiéndose en aquella poza, tropezando aquí y estando a pique de caer allá, despechado y febril, reflexionaba de este modo: -Nada espero, nada temo, nada quiero; en nadie confío sino en Dios y en el odio que tengo al perjuro. Tristeza en mí; tristeza y soledad en mi casa; menosprecio y burlas en la ajena; viejo, moribundo ya; envuelto en los hábitos de mis glorias- con la espada de Luchana al costado... ¿Qué mejor ocasión que ésta para dar el último grito de libertad, delante del sempiterno enemigo de ella? ¿Qué muerte más señalada para un hombre como yo?... ¡Ah, si topara con ellos esta noche! Pensando así, andaba, andaba, y corría el sudor por los surcos de su cara rugosa, porque la...

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