El sabor de la tierruca: 11

El sabor de la tierruca-XI: Apuntes para un cuadro de José María de Pereda Bien corrida era ya la media tarde cuando despertó don Baldomero, porque fue Sidora a levantar la mesa y le dio en la cara con el mantel al echársele debajo del brazo. Incorporose el hombre lentamente, bostezando mucho y con grande clamoreo; se desperezó a sus anchas, lió un cigarro y le encendió sin dejar de estremecerse ni de bostezar entre chupada y chupada. Salió después del casarón, y, paso a paso, llegó a la taberna, café de los holgazanes desidiosos de aldea. Junto a la enrejada ventana, por donde el tabernero despachaba a los parroquianos vergonzosos, había una mesa de basto tablero, y alrededor de ella, sentados, hasta tres personajes que voy a presentar al lector, porque debe conocerlos. Vestía el uno un traje entre andaluz y de la tierra (ancha faja de estambre negro a la cintura, calañés, chaleco desceñido, y en mangas de camisa); andaría rayando con los treinta y cinco...

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