El sabor de la tierruca: 06

El sabor de la tierruca-VI: Don Valentín de José María de Pereda La casa a que llegó don Baldomero después de separarse de Pablo, estaba situada en lo más desabrigado, al vendaval de la barriada de la Iglesia. Era grande y vieja, sin portalada; con una accesoria, que en mejores tiempos había cumplido altos destinos, a un costado; al opuesto, un nogal medio podrido, y en la trasera un huerto lóbrego. ¡Qué tristes son en una aldea esos viejos testimonios de fenecidas prosperidades campestres! Tristes, porque al contemplarlos los ojos del sentimiento, más que las piezas herrumbrosas y dislocadas que tienen delante, ven la máquina activa que ya no existe. ¡Cuánto más alegre la miserable choza entre laureles y zarzas, con el becerrillo atado al tosco pesebre y una pollada picoteando en las goteras del corral, que el silencioso palación de abolengo, con las cuadras enjutas y encanecidas por desuso, y el pajar en esqueleto! La primera es la vida risueña, que no está...

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