El Príncipe y el mendigo : 13
El Príncipe y el mendigoCapítulo XIIILa desaparición del príncipe
de Mark Twain
Pronto invadió a ambos camaradas una pesada somnolencia. Dijo el rey, refiriéndose a sus vestidos: Quítame estos andrajos.
Hendon desnudó al niño sin disentir, ni proferir una palabra, lo arropó en el lecho y miró en tomo del aposento, diciéndose, condolido:
"Me ha vuelto a quitar la cama como antes... ¿Qué hago yo ahora?"
El reyecito observó su perplejidad y la disipó con unas palabras, diciendo soñoliento:
–Tú dormirás atravesado en la puerta y la guardarás.
Y un momento después se habían desvanecido todas sus desazones en un profundísimo sueño.
"Corazón sencillo; debería haber nacido –se dijo Hendon lleno de admiración–. Representa su papel a maravilla."
Y después se tendió en el suelo al través de la puerta, diciendo con contento:
–Peor lecho he tenido en estos siete años. Ponerle reparos a esto sería una ingratitud para El de arriba.
Cayó dormido cuando...
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