El pesimista corregido: 28

VIII 28 Pág. 28 de 31 El pesimista corregido Santiago Ramón y Cajal Al cabo, cumplióse el plazo señalado por el genio. Cierto día, tras sueño letárgico y restaurador, los ojos y el cerebro del afligido filósofo recobraron su normal modo de ser. Al contemplar por primera vez, después de un año de análisis despiadado, los seres vivientes con sus matices continuos y estructuras veladas; al volver a hallar el aire, el agua, los alimentos y vestidos limpios de asquerosos detritus y de amenazadores microbios, creyó haberse remontado a un planeta nuevo, presidido por algún Dios paternal, benéfico y misericordioso. Progresivamente recobró nuestro protagonista la antigua ingenua serenidad, y curó de sus rebeldías y pesimismos. La dura lección recibida le hizo más justo con los hombres y más severo consigo mismo. Una gran luz surgió en su inteligencia, y como consecuencia de sus nuevas reflexiones se propuso variar radicalmente de conducta. En adelante...

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