El pesimista corregido: 02
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El pesimista corregido
Santiago Ramón y Cajal
Para colmo de mala sombra, hasta su novia Elvira, guapetona y equilibrada muchacha, hija de un rico e influyente industrial, comenzó a mostrársele esquiva y displicente. Y a la verdad, razones sobradas había para ello.
Nuestro huraño doctor no fué nunca persona grata a don Toribio (que así se llamaba el padre de la niña). Reconocía éste de buen grado en el aspirante a yerno despejo, laboriosidad y hasta porvenir financiero; pero le resultaban harto antipáticos e intolerables su carácter taciturno y sus desapacibles y sombrías filosofías. Así es que no vió con buenos ojos jamás las relaciones de su hija con Juan, a la sazón médico de la familia (y singularmente de la madre, cuyos histerismos sabía reprimir hábilmente), dejando, no obstante, entrever a los amantes que sólo autorizaría el noviazgo cuando el estudioso doctor, que se preparaba hacía tiempo para oposiciones a...
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