El paraíso: Capítulo VI

El paraíso de las mujeres: Capítulo VI de Vicente Blasco Ibáñez Donde el profesor Flimnap termina su lección El hombre no sólo monopolizaba el gobierno, la justicia, la enseñanza y todos los medios de producción; guardaba además las armas, como un privilegio de su sexo. ¿De qué modo vencer a los hombres, cuando disponían de instrumentos destructores como jamás se conocieron en nuestra historia?... Sus cañones del tamaño de casas, sus fusiles y ametralladoras, que lanzaban plomo con la misma rapidez que una máquina de coser da puntadas, podían suprimir instantáneamente las manifestaciones femeninas, por numerosas que fuesen. Además, la mujer, acobardada por tantos siglos de servidumbre, tenía miedo a los procedimientos de violencia. Solo las jóvenes que habían cultivado sus músculos en los deportes al aire libre se reían de estos temores de las señoras de salón. Todas se mostraban acordes al lamentar los crímenes de los hombres, pero la situación...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información