El paraíso: Capítulo III

El paraíso de las mujeres: Capítulo III de Vicente Blasco Ibáñez De como Edwin Gillespie fue llevado a la capital de la República Hubo un largo silencio. El ingeniero, absorto por el carácter inverosímil de su aventura, no supo que decir. ¡Eran tan numerosos los pensamientos que bullían en su cabeza y las preguntas que iba amontonando su curiosidad!... El personaje subido en la lechuza rodante interpretó este silencio como una muestra de timidez. - Puede usted hablar sin miedo, Gentleman-Montaña. De todos los miles de seres que están aquí presentes, los únicos que conocen el inglés somos usted y yo. Los demás solo hablan el idioma de nuestra raza.... Y para aplacar su curiosidad, le diré cuanto antes que el inglés es la lengua particular de nuestros sabios; algo semejante a lo que fue el latín, según mis noticias, durante algunos siglos, en los países habitados por los Hombres-Montañas. Yo soy el profesor de inglés en la Universidad Central de nuestra...

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