El náufrago (Trigo): 02

Capítulo II 02 Pág. 02 de 10 El náufrago (Trigo)- Primera parte Felipe Trigo Mas no eran tan dichosos, tan olímpicamente dichosos como suponía la multitud (que, á juzgar por el brillante fausto de coches y de yates, los supondrían en una eterna y diáfana felicidad sin una nube), aquellos eximios cazadores y aquellas damas que venían á despedirlos. Cuando menos, Josefina, la condesa de Alcalá, la más envidiada entre ellos mismos por sus riquezas, por su título, por su juventud y por su belleza soberana, mostraba en este instante, conversando cerca de la borda con su amiga Anita Mir, un rictus de ansiedad. Tímida hasta la exageración, por instinto virtuoso de rica señorita educada en conventos y encastillada después en la especie de hidalga fortaleza que le formaron siempre la respetabilidad de sus padres y su casa solariega de Carmona, cualquier contacto con este mundo distinguido y un poco libre de Sevilla, levantábala protestas de honradez. Como...

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