El médico rural: 24

Capítulo XIII 24 Pág. 24 de 28 El médico rural- Segunda parte Felipe Trigo «¡Los literatos!» Les llamaban «los literatos». Jacinta y Rosa; y muchas noches, dejándoles en el comedor con su ajedrez y sus francesas lecturas, que ellas no entendían, se iban a la casa de enfrente para hacer dulces o para charlar con más libertad mientras bordaban. Inés y Esteban, al verse solos, mirábanse en una honda complacencia de amistad, de intimidad, de la grande intimidad a que habían ido llegando poco a poco. Se hablaban de tú los cuatro, por acuerdo de Jacinta, a quien le había parecido mal que el marido no tratase con la misma confianza a sus amigas; y siempre Esteban ponía término a aquel agrado de los ojos de los dos con un breve comentario: -¡Se aburren! ¡Las gustan más sus cosas! -¡Sí! ¡Tienen otras aficiones! -decía Inés, tornando a la novela el dulzor de su mirada. Una vaga emoción ponía en su voz recónditos temblores y distraíala del libro. Y...

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