El médico rural: 16

Capítulo V 16 Pág. 16 de 28 El médico rural- Segunda parte Felipe Trigo Cansado de la monotonía de las tertulias que hasta medianoche retenían a la gente en el Casino, vio Esteban llegada la ocasión de reconstituirse una vida independiente en plena consonancia con sus gustos. Ansioso de sencillez, sus días de niño se le ofrecieron por modelo. Nunca había sido más dichoso. Sí; era indispensable tornar a las infantiles inocencias. A los quince años, gozó de todo en un bello y candoroso misticismo, al cual podría volver desde un punto de vista diferente. Pintaba entonces cromos y muñecos, estudiaba, pasaba las horas muertas aprendiendo solo a toquetear una bandurria, y en las tardes buenas solía huir de los amigos y salirse al campo con una escopetilla a matar pájaros. Empezó por comprarse una escopeta y una caja de pinturas -y además un perdigón-. Hizo que también le trajesen de Oyarzábal una magnífica bandurria de diez duros y un juego de...

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