El Lazarillo de Tormes: 04
Tratado tercero 04
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El Lazarillo de Tormes
Anónimo
Cómo Lázaro se asentó con un escudero, y de lo que le acaeció con él.
Desta manera me fue forzado sacar fuerzas de flaqueza y, poco a poco, con ayuda
de las buenas gentes di comigo en esta insigne ciudad de Toledo, adonde con la
merced de Dios dende a quince días se me cerró la herida; y mientras estaba
malo, siempre me daban alguna limosna, mas después que estuve sano, todos
me decían:
“Tú, bellaco y gallofero eres. Busca, busca un amo a quien sirvas.”
“¿Y adónde se hallará ese -decía yo entre mí- si Dios agora de nuevo, como crió el
mundo, no le criase?
Andando así discurriendo de puerta en puerta, con harto poco remedio, porque ya
la caridad se subió al cielo, topóme Dios con un escudero que iba por la calle con
razonable vestido, bien peinado, su paso y compás en orden. Miróme, y yo a él, y
díjome:
“Mochacho, ¿buscas amo?”
Yo le dije: “Sí, señor.”
“Pues...
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