El infierno

Los hombres ya no viven: como enterradas serpientes En el otoño, como lunas perezosas en invierno, En el estío son águilas o tigres, soles sanguinarios Que arden en el opaco mundo de las cosas, Guerreros en vigilia como los astros Para que en inmortales los convierta el cielo mentido. Nobles o perversos, mas efímeros porque es su obra Única arrancar un instante al infierno La misma carne que los delata a los dioses, Los amantes están solos en la tierra. Feroces porque el que siempre da recibe injusticia, Quieren ser como uñas o dientes en el otro, Como la selva tras la tormenta de verano, quieren Que nadie vea su debilidad, sino sufra violencia, Ayuntados como hermosas bestias o en fuga como criminales La luz los ciega: el hombre no tiene tiempo para reconocerse. Se abrazan en su miseria hasta encontrar un cuerpo Impenetrable donde sólo la muerte toca fondo: Sus bocas están juntas, mas separadas siguen las almas. Si mañana despierto de Jorge Gaitán...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información