El final de Norma: Segunda parte: Capítulo X

El final de Norma Capítulo X: Brunilda, nombre de buen gusto de Pedro Antonio de Alarcón Era tal el estruendo que reinaba en todo el buque y tal el fragor de la tormenta, que la Hija del Cielo no reparó en la entrada de Serafín. Así es que continuó cantando. Nuestro músico temblaba de amor y respeto. La estancia en que había penetrado era digna de figurar en la galera que montaba Cleopatra cuando bogaba por el Nilo con el vencedor del mundo. Pero Serafín sólo tenía ojos para contemplar a su adorada. La Hija del Cielo vestía una larga túnica de terciopelo verde, que modelaba noblemente las formas juveniles de su hermoso talle. Los bucles de oro de su cabellera, mal aprisionados en un casquete griego de terciopelo también verde, salpicado de perlas, caían alrededor de su cuello, velado de encajes. En sus primorosas manos campeaba una sola sortija, muy singular por cierto. Era un estrecho aro de plata con un rubí plano en forma de escudo, atravesado de una...

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