El final de Norma: Primera parte: Capítulo IX

El final de Norma Capítulo IX: ¡Adiós! de Pedro Antonio de Alarcón Era Serafín. -Lo he oído todo... -añadió éste con amargura. -Pues ¿dónde estabas? -Detrás de esos árboles. -¡Buen susto me has dado! -exclamó Alberto, reponiéndose de su asombro. -En fin -En fin... ¡Que se me escapa! Déjame... -¡Déjalo tú! -¿Cómo? -¿Qué vas a hacer? ¿Asesinarlo? -¡No, señor! ¡Obligarlo a batirse! -Es inútil: ese hombre debe de ser inglés, y no saldrá nunca de su paso. -¡Diablo! -gritó Alberto-. ¡Te juro por mi alma que, o dentro de un año lo he tendido a esta hora sobre esos juncos, o yo he dejado de existir! -Sí; pero entretanto... -murmuró Serafín. Y no concluyó la frase. -Entretanto -dijo Alberto- debes seguirla adonde quiera que vaya. -¿Con qué recursos? -¡Con tres millones que me quedan! ¡Mañana vendo todas mis fincas! -Fuera en vano... Resignémonos... Mañana se va ella a Madrid, según dicen, y nosotros saldremos para Cádiz, desde...

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