El final de Norma: Epílogo

I

Veinte días después, a quinientas leguas de Silly, al mediar una hermosa noche de verano, en medio del mar, sentados en la cubierta de la Matilde, solos, a la luz de la luna, enlazadas las manos, mirándose con idolatría, Brunilda y Serafín entablaron este diálogo:

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