El final de Norma: Cuarta parte: Capítulo V
El final de Norma Capítulo V: Reverdece la esperanza
de Pedro Antonio de Alarcón
Serafín había oído a Alberto sin escucharlo.
Pensaba en sus desventuras, y no estaba para formar juicio de otra cosa.
Pero al oír el nombre de Rurico de Cálix se levantó como impulsado por un resorte de acero.
-¿Qué nombre has pronunciado? -exclamó con una exaltación indescriptible.
Alberto lo miró atónito.
Serafín quiso entonces recordar lo que le había contado su amigo, y empezó a golpearse la frente...
-¡Spitzber!... ¡Un cadáver!... ¡Unos ojos negros!... ¡Sangre!... ¡Rurico de Cálix!...
He aquí las ideas que en medio de su trastorno pudo recoger; las mismas que expresó en frenéticos gritos.
-¡Cálmate, Serafín! -exclamó Alberto.
-¡Qué delirio! -añadió Serafín, volviendo a decaer-. ¡Rurico de Cálix vive! ¡Rurico de Cálix se casa dentro de cuatro días con la Hija del Cielo!
Alberto comprendió en un instante, gracias a su privilegiada imaginación,...
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