El femater : 3

El femater : 3 de Vicente Blasco Ibáñez Y volvió, ¡rediel! ¿Pues no habia de volver? Ir a Valencia y no entrar en aquel caserón cerca de los Juzgados era un hecho que, por lo absurdo, no habia pensado nunca que pudiera ocurrir. Y alli iba todas las mañanas, a sufrir, reconociéndose cada vez más distanciado de aquella a quien tenia que llamar la señorita. ¿Dónde estaba ya aquel afán por hablar de las cosas de la barraca? Entraba Nelet en la casa con la confianza de siempre, pero notando en torno de él un ambiente de frialdad e indiferencia. Era el femater, y nada más. Algunas veces intentó resucitar en Maria el entusiasmo por la pasada vida, hablándole del ama y de su familia, que tanto la amaban; de aquella barraca en la que todos pensaban en ella; pero la joven oíale con cierto malestar, como si le causara repugnancia la rusticidad de los de allá. ¡Ah pobre Nelet! Decididamente le habian...

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