El escándalo :Epílogo

El escándaloEpílogo de Pedro Antonio de Alarcón1875 Epílogo Había pasado un mes desde la muerte de Diego. Era una hermosísima mañana de primavera. Las campanas del convento en que Gabriela habitaba hacía cerca de tres años repicaban alegremente, aunque, por el calendario, no era día ni víspera de ninguna fiesta eclesiástica. A la puerta del templo adjunto veíase una silla de posta cargada de maletas y otros objetos de viaje, dentro de la cual no había persona alguna. En la iglesia sonaba el órgano, acompañando las últimas respuestas de las monjas a las oraciones de una misa cantada; y es lo cierto, que si el que leyere estas postreras páginas de nuestro relato hubiera pasado por allí a tal hora y entrado a saber qué insólita misa era aquélla, habría visto que era la velación de Fabián y de Gabriela, a quienes acababa de unir para siempre el padre Manrique. En efecto: Gabriela y Fabián estaban arrodillados delante del altar, y cerca de ellos veíase a don...

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