El doctor Centeno: 57

El doctor Centeno Tomo II de Benito Pérez Galdós Fin del fin: V A las diez, Alejandro, dando un suspiro, pareció que salía de aquel espasmo congojoso. Cienfuegos y Felipe no se movían de su lado. Poleró y Arias que entraban y salían de puntillas, en la sala callaban atentos, en la cocina se comunicaban sus tristes impresiones, y Ruiz, satisfecho de sus rasgos de carácter, sintiéndose fatigado como un hombre que había trabajado mucho, se echó a dormir en el camastro que estaba en uno de los cuartos oscuros. Cirila había ido a buscar cháchara a la puerta de la casa de Resplandor. D. José Ido, instalado en la cocina, esperaba las órdenes que se le quisieran dar, como ir en busca de los santos óleos o de algún heroico remedio. Rosita se dejaba ver por allí alguna vez, soñolienta, deseando que la mandaran traer algo, o prestar cualquier servicio. «Hija, ¿por qué no te vas a acostar?» -le decía su padre. La infeliz no perdía ocasión, de entrar en el cuarto...

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