El doctor Centeno: 54

El doctor Centeno Tomo II de Benito Pérez Galdós Fin del fin: II Vino la noche. El enfermo la veía con espanto llegar, y sentía el avanzar frío de sus primeras oscuridades, como angustiosa niebla que caía sobre su alma. Traía por compañero el horrible insomnio, con sus ojos como ascuas, su aliento embargante, fantasma antipático que no escondía en toda la noche su amarilla faz... ¡Si fuera posible ahogarlo entre las almohadas! Pero cuando el fatigado sentido parecía aletargarse un tanto, cuando una modorra de tres minutos atenuaba el sufrimiento, el fantasma pinchaba por esta o la otra parte, y decía: «mírame». Poleró y Ruiz se quedaron aquella noche velando a Miquis; no así Cienfuegos que tenía que acompañar a un tío suyo, recién venido del pueblo. Estaba comprometidísimo por falta de dinero, y se veía en las de Caín para obsequiar al egregio pariente. Aquella tarde se rieron todos oyéndole contar los apuros que pasó en el café, y las mentiras que...

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