El doctor Centeno: 51

El doctor Centeno Tomo II de Benito Pérez Galdós Fin : VII Cuando volvieron a la casa, ambos estaban satisfechos de sí mismos. Cada cual en su vivienda atendió a sus urgentes necesidades. A Miquis le habían acompañado por la tarde Rosita y su muñeca. Cirila entraba de vez en cuando para preguntar al enfermo si se le ofrecía algo; y como los sentimientos caritativos no están excluidos en absoluto de ningún ser humano, el que respondía al nombre de Cirila tuvo, en aquel día de escasez, decaimientos de su rigor característico; quiero decir que se desmintió a sí misma, descolgándose, como suele decirse en modo vulgar, con una taza de caldo y otras frioleras, traídas de la bien provista cocina de Resplandor. Véase por dónde no hay maldad completa, ni seres homogéneos y redondeados como piezas que acaban de salir de manos del tornero. Aquel optimista furibundo que a todos aplicaba la medida de sus propios sentimientos, tuvo arranques de gratitud tales, que de...

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