El doctor Centeno: 44

El doctor Centeno Tomo II de Benito Pérez Galdós Principio del fin : VII Sacoles de aquella perplejidad en que ambos estaban, una voz, precedida de dos discretos golpes en la puerta. La voz dijo: «¿dan su permiso?» y la persona que entró era D. José Ido, que venía a preguntar por el enfermo y a dar las gracias por los auxilios de la noche anterior. Alejandro, como de costumbre, dijo que se sentía mucho mejor, y entabló un ameno coloquio con aquel excelente sujeto, mártir de la instrucción, fanal de las generaciones, accidentalmente apagado por falta de aceite. Los tiempos estaban malos, y francamente, naturalmente, el bueno de Ido no había de coger una espuerta de tierra en las obras del Ayuntamiento... ¡Y pensar que había en España diez millones de seres con ojos y manos, que no sabían escribir!.. ¡Y que él, hombre capaz de enseñar a escribir al pilón de la Puerta del Sol, no tuviese qué comer...! ¡Qué anomalías, y qué absurdos, y qué...

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