El doctor Centeno: 28

El doctor Centeno Tomo I de Benito Pérez Galdós Quiromancia : X Llegaron, salieron del coche, pagaron, y viéraisles a los dos en el cuartito estrecho, pero cómodo, de una fonda o restaurant. Miquis exaltado y como demente, Centeno, muerto de hambre y al mismo tiempo encogidísimo de verse allí frente a aquel espejo, bajo los mecheros de gas y en mesa para él tan rica y ele gante. Pidió Alejandro dos cubiertos de los más caros, y mientras preparaban el servicio, Felipe parecía que se iba hartando con la vista. Algo había ya en la mesa a que hubiera echado mano, como las ruedas de salchichón, los rabanitos, el pan y la mantequilla; pero su respeto puso frenos al salvaje apetito que tenía, y no tocó nada hasta que trajeron la sopa. Al pobre Doctor le parecía mentira que había de venir la tal sopa, y cuando la vio llegar y tomó la primera cucharada, pasole lo que al héroe de Quevedo, esto es, que hubo de poner luminarias el estómago para celebrar la entrada...

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