El Discreto:Realce 4

El Discreto - Realce IV de Baltasar Gracián De la galantería Memorial a la discreción Tienen su bizarría las almas, harto más relevante que la de los cuerpos: gallardía del espíritu, con cuyos galantes actos queda muy airoso un corazón. Llévanse los ojos del alma bellezas interiores, así como los del cuerpo la exterior; y son más aplaudidas aquellas del juicio que lisonjeada esta del gusto. Soy realce en nada común y, aunque universal en los objetos, en los sujetos soy muy singular. No quepo en todos, porque supongo magnanimidad, y con tener tantos pechos[1] un villano, para la galantería no le tiene. Tuve por centro el corazón de Augusto que, escudándose conmigo, venció la vulgar murmuración y triunfó galante de los públicos convicios,[2] quedando más memorable su grandeza de haberlos despreciado que la romana libertad de haberlos dicho. Así que mi esfera es la generosidad, blasón de grandes corazones y grande asunto mío; hablar bien...

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