El Discreto:Realce 20
El Discreto - Realce XX
de Baltasar Gracián
Contra la hazañería
Sátira
¡Oh, gran maestro aquel que comenzaba a enseñar desenseñando! Su primera lección era de ignorar, que no importa menos que el saber. Encargaba, pues, Antístenes a sus tirones desaprender siniestros para mejor después aprender aciertos.[1]
Grande asunto es el conseguir singulares prendas, pero mayor es el huir vulgares defectos, porque uno solo basta a eclipsarlas todas, y todas juntas no bastan a desmentirlo solo. Por una pequeña travesura de una facción fue condenado todo un rostro a no parecer, y toda la belleza de las demás no es bastante a absolverle de feo.
Los defectos, que por descarados son más conocidos, fácilmente los declina cualquier medianamente discreto, pero hay algunos tan disimulados, por revestidos de capa de perfección, que pretenden pasar plaza de realces, especialmente cuando se ven autorizados.
Uno de estos es la hazañería, que aspira, no a excelencia...
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