El Discreto:Realce 15

El Discreto - Realce XV de Baltasar Gracián Tener buenos repentes[1] Problema[2] Érase el rayo el arma más cierta del fabuloso Júpiter, en cuya instantánea potencia libraba sus mayores vencimientos. Con rayos triunfó de los rebelados gigantes, que la presteza es madre de la dicha. Ministrábalos[3] el águila, porque realces de prontitud salieron siempre de remontes de ingenio. Hombres hay de excelentes pensados, y otros de extremados repentes; estos admiran, aquellos satisfacen. «Harto presto, si harto bien», dijo el sabio.[4] Nunca examinamos en las obras la presteza o la tardanza, sino la perfección; por aquí se rige la estimación. Son aquellos, accidentes, que se ignoran o se olvidan, y el acierto permanece. Antes bien, lo que luego[5] se hizo luego[6] se deshará, y se acaba presto, porque presto se acabó. Cuanto más tiernos sus hijos, se los traga Saturno con más facilidad, y lo que ha de durar una...

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