El dios triste
Mirando la alameda, de otoño lacerada,la alameda profunda de vejez amarilla,como cuando camino por la hierba segadabusco el rostro de Dios y palpo su mejilla.
Y en esta tarde lenta como una hebra de llantopor la alameda de oro y de rojez yo sientoun Dios de otoño, un Dios sin ardor y sin canto¡y lo conozco triste, lleno de desaliento!
Y pienso que tal vez Aquel tremendo y fuerteSeñor, al que cantara de locura embriagada,no existe, y que mi Padre que las mañanas viertetiene la mano laxa, la mejilla cansada.
Se oye en su corazón un rumor de alamedade otoño: el desgajarse de la suma tristeza;su mirada hacia mí como lágrima rueday esa mirada mustia me inclina la cabeza.
Y ensayo otra plegaria para este Dios doliente,plegaria que del polvo del mundo no ha subido:“Padre, nada te pido, pues te miro a la frentey eres inmenso, ¡inmenso!, pero te hallas herido.”
Selección de poesía moderna de Gabriela Mistral
Interrogaciones -
Desvelada -
Balada -
Ruth...
Está viendo el 27% del contenido de este artículo.
Solicitud de acceso
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
ACCESO COMPLETO
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
SIN PUBLICIDAD
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
ACTUALIZACIÓN
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales:
Enseñanza
Bibliotecas públicas