El contrato social 3 - Capítulo V

De la aristocracia Hay en este gobierno dos personas morales muy distintas, a saber, el gobierno y el soberano; y por consiguiente dos voluntades generales, la una respecto de todos los ciudadanos, y la otra sólo respecto de los miembros de la administración. Así, pues, aunque el gobierno pueda arreglar como le plazca su régimen interno, jamás puede hablarle al pueblo sino en nombre del soberano, esto es, en nombre del pueblo mismo, cosa que se ha de tener siempre presente. Las primeras sociedades se gobernaron aristocráticamente. Los que eran cabezas de familia deliberaban entre sí sobre los negocios públicos. Los jóvenes cedían sin dificultad a la autoridad de la experiencia. De aquí provienen los nombres de presbíteros, ancianos, senado, gerontes. Los salvajes de la América septentrional se gobiernan todavía así, y están muy bien gobernados. Pero a medida que la desigualdad de la institución pudo más que la desigualdad natural, la riqueza y el poder fueron...

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