El conde de Montecristo: 4-06

El conde de MontecristoCuarta parte: El mayor CavalcantiCapítulo 6 de Alejandro Dumas Capítulo sextoEl baile El verano había llegado a su punto más caluroso cuando llegó el sábado designado para el baile del señor de Morcef. Eran las diez de la noche: los corpulentos árboles del jardín de la casa del conde se destacaban vivamente sobre un cielo en que se deslizaban, mostrando un inmenso manto azul sembrado de estrellas doradas de oro, los últimos vapores de una tempestad que había rugido amenazadora durante todo el día. En los salones del piso bajo se oía una música estrepitosa; sucedíanse los valses a los galopes, mientras numerosas y deslumbradoras ráfagas de luz penetraban en el jardín a través de las persianas. En este momento, el jardín estaba a merced de una docena de criados, a los que la dueña de la casa, tranquilizada en cuanto al tiempo, cada vez más sereno, había dado orden de disponer la mesa para la cena. Hasta entonces se vacilaba entre cenar...

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