El comendador Mendoza: 28
Capítulo XXVII 28
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El comendador Mendoza
Juan Valera
La sobrina del Comendador tenía tan alegre carácter como su tío. Era, por naturaleza, tan optimista como él. Casi todo lo veía de color de rosa; pero, compasiva y, buena, tomaba pesar por los males y disgustos de los otros, si bien procurando más consolarlos o remediarlos que compartirlos.
Con esta disposición de ánimo entró Lucía a ver a Clara. Apenas se vieron, se abrazaron estrechamente.
Clara, al contrario de Lucía, era melancólica, vehemente y apasionada, como su madre. Sobre esta condición del carácter, que era ingénita en ella, la educación severísima de Doña Blanca, su continuo hablar de nuestra perversidad nativa, su concepto del mundo y del vivir como valle de lágrimas y tiempo de prueba, y su terror de la eterna condenación y de lo fácil que es caer en el pecado, habían difundido por toda el alma de Clara una sombra de amarga tristeza y de medrosa desconfianza. Por...
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