El cisne de Vilamorta: 26

Capítulo XXV 26 Pág. 26 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán ¡Con qué interés leía Segundo las cartas de Roberto Blánquez durante aquella temporada en que le daba noticias de su libro! Roberto tenía algunos años más que el Cisne: no tantos que les impidiesen haber sido muy amigotes allá cuando estudiantes; pero suficientes para que Blánquez conociese algo más el mundo y pudiese servir al poeta de guía y mentor. También Blánquez había tenido su época de cisne, rimando versos gallegos; ahora se dedicaba a la prosa de un humilde empleíllo y hacía artículos de carácter administrativo; Madrid le ilustraba; y con la penetración natural e ingénita en quien tiene en sus venas sangre gallega de las rías, iba conociendo la vida práctica... Profesaba a Segundo fanática admiración y cariño verdadero, de esos que se forman en las aulas y duran siempre. Segundo le escribía con absoluta confianza: unas primas de Blánquez eran amigas de la...

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