El cisne de Vilamorta: 19

Capítulo XVIII 19 Pág. 19 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán No hablaban de versos el mayorazgo de las Vides, ni los Gendays, ni el arcipreste, instalados en el balcón so pretexto de tomar la luna; en realidad para debatir la palpitante cuestión de vendimia. ¡Buena cosecha, buena! La uva no tenía ni señales de oidium: era limpia, gruesa, y tan sazonada, que se pegaba a los dedos lo mismo que si estuviese regada con miel. De seguro valía más el vino nuevo de aquel año que el viejo del anterior. ¡El anterior fue mucho cuento! ¡Que granizo por acá, que agua por acullá!... Estaba la uva abierta ya con tanto llover y sin pizca de sustancia; resultó un vino que apenas manchaba la manga de la camisa de los arrieros... Al recordar semejante calamidad, Méndez fruncía su arrugada boca, y el arcipreste resoplaba... Y la conversación seguía, sostenida por Primo Genday, que muy verboso, salivando y riendo, recordaba pormenores de cosechas de...

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