El cisne de Vilamorta: 17

Capítulo XVI 17 Pág. 17 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán ¡Gran día en las Vides aquel que el Ayuntamiento señala para la vendimia! El año entero transcurre en preparativos y expectación del hermoso tiempo de la cosecha. La parra se ha vestido de púrpura y oro, pero ya va soltando lentamente parte de su rico ornato, como la desposada sus velos al pie del tálamo nupcial: las avispas se encarnizan en los racimos, avisando al hombre de que están maduros; setiembre ostenta la serena placidez de sus últimos días: a vendimiar sin tardanza. Ni Primo Genday, ni Méndez se dan punto de reposo. Hay que atender a las cuadrillas de vendimiadoras y vendimiadores que vienen de distantes parroquias a alquilarse, distribuirles la labor, organizar el movimiento de la recolección para que resulte armónico y fructuoso. Y es que el trabajo de la vendimia se asemeja algo a una gran batalla, donde se exige al soldado extraordinario desarrollo de energía,...

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