El cisne de Vilamorta: 05

Capítulo IV 05 Pág. 05 de 29 El cisne de Vilamorta Emilia Pardo Bazán Durante las pesadas siestas de Vilamorta, mientras los agüistas digerían sus vasos de agua mineral y compensaban la madrugona con un letargo reparador, los músicos aficionados de la banda popular ensayaban las piezas que pronto ejecutarían reunidos. De la tienda del zapatero salían trinos melancólicos de flauta: en la del panadero resonaban briosas y marciales notas de cornetín: en el estanco gemía un clarinete: por el almacén de paños vagaban los ahogados suspiros de un figle. Los que así se consagraban al culto de Euterpe eran dependientes de comercio, hijos de familia, el elemento joven de Vilamorta. Semejantes fragmentos de melodía brotaban con penetrante sonoridad de entre la perezosa y cálida atmósfera. Cuando se esparció la nueva de que dentro de veinticuatro horas llegaba don Victoriano Andrés de la Comba y su familia, para salir inmediatamente a las Vides, estaba la...

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