El canto del cosaco
El canto del cosaco
de José de Espronceda
Donde sienta mi caballo los pies
no vuelve a nacer yerba.
Atila
CORO
¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!
La Europa os brinda esplédido botín:
Sangrienta charca sus campiñas sean,
de los grajos su ejército festín.
¡Hurra, a caballo hijos de la niebla!
Suelta la rienda a combatir volad:
¿Veis esas tierras fértiles? las puebla
gente opulenta, afeminada ya.
Casas, palacios, campos y jardines,
todo es hermoso y refulgente allí,
son sus hembras celestes, serafines,
su sol alumbra un cielo de zafir.
¡Hurra, cosacos del desierto...
Nuestros sean su oro y sus placeres,
gocemos de ese campo y ese sol;
son sus soldados menos que mujeres,
sus reyes viles mercaderes son.
Vedlos huir para esconder su oro,
vedlos cobardes lágrimas verter...
¡Hurra! volad, sus cuerpos, su tesoro
huellen nuestros caballos con sus pies.
¡Hurra, cosacos del desierto...
Dictará allí nuestro capricho leyes,
nuestras casas...
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