El buey suelto: Jornada I

El buey suelto - Jornada I de José María de Pereda Jornada I - I - El hombre Concédame el lector, si mal no le parece, que cuando un hombre ha visto, desde que empezó a serlo, satisfechas como por ensalmo las más comunes y perentorias necesidades de la vida, tiene mucho adelantado para ser egoísta. Lo cual no se opone a que también lo sea el que ha ganado el bien que disfruta en guerra encarnizada con la suerte. Querrá decir esto que los egoístas abundan, y que sus especies varían en cada ejemplar. Enhorabuena; pero conviene distinguir de casos para el objeto de estos apuntes. El que es egoísta porque así le hizo el desdén de la fortuna; el que se consagra al propio regalo como en recompensa de pasadas fatigas, tiene en éstas la disculpa, y perenne deleite en la comparación del presente risueño con el ayer angustioso. De este modo, ni la imaginación le seduce, ni las vacilaciones le marean, ni el vicio le mata, como el vulgo dice de los indecisos que lloran...

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