El baile de la langosta (Lewis Carroll)
La Falsa Tortuga suspiró profundamente y se enjugó una lágrima con la aleta. Antes de hablar, miró a Alicia durante bastante tiempo, mientras los sollozos casi la ahogaban.
-Se te ha atragantado un hueso, parece -dijo el Grifo poco respetuoso. Y se puso a darle golpes en la concha por la parte de la espalda.
Por fin la Tortuga recobró la voz y reanudó su narración, solo que las lágrimas resbalaban por su vieja cara arrugada.
-Tú acaso no hayas vivido mucho tiempo en el fondo del mar...
-Desde luego que no», dijo Alicia.
-Y quizá no hayas entrado nunca en contacto con una langosta.
Alicia empezó a decir: «Una vez comí...», pero se interrumpió a toda prisa por si alguien se sentía ofendido.
-No, nunca -respondió.
Pues entonces, ¡no puedes tener ni idea de lo agradable que resulta el Baile de la Langosta.
-No reconoció Alicia-. ¿Qué clase de baile es éste?
-Verás -dijo el Grifo-, primero se forma una línea a lo largo de la playa...
-¡Dos líneas! -gritó la...
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