El audaz: 19

El audaz Capítulo XIX de Benito Pérez Galdós Capítulo XIX - La sentencia de Susana I Don Miguel de Cárdenas, vencido por su acerbo dolor, continuaba rechazando todo consuelo. Nadie entraba en su cuarto a arrancarlo de sus tristezas; y tal era su hipocondría que ni aún había querido ver a su hermano el conde de Cerezuelo, llegado al mediodía en litera postrado y moribundo. Al saber la noticia del secuestro, el pobre solitario de Alcalá, que se hallaba en fatal estado de salud, se empeoró de tal suerte que el Sr. Segarra tuvo serios temores y llamó a todo el protomedicato de la ciudad complutense. A pesar del dictamen contrario de los médicos, el Conde se empeñó en ir a Madrid, y no hubo remedio: fue preciso encajonarlo, exánime y calenturiento, en una litera y trasladarle a la Corte. La idea de que su hija había sido robada por Martín Muriel, y la idea aún más espantosa de que su hija había concebido una violenta pasión por aquel hombre abominable,...

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